martes, 1 de febrero de 2011

A PROPÓSITO DEL CLIMA ¿SABIAS QUE?

HURACANES ,CICLONES ,TERREMOTOS Y TSUNAMIS TIENEN UN COMÚN DENOMINADOR EL DESASTRE

Los huracanes son enormes tormentas tropicales giratorias caracterizadas por poderosos vientos y lluvias torrenciales. Comienzan como pequeñas tormentas que se forman sobre las cálidas aguas del Atlántico norte.

Surgen en el pasillo de los huracanes, que abarca desde Cabo verde (África) hasta las islas del arco Atlántico (México y Texas). Un huracán puede alcanzar hasta 15 km de altura y 800 metros de diámetro.

Cuando la temperatura del mar alcanza los 27 grados centígrados, se forma una columna de corrientes de agua fría y caliente. El aire debido a la rotación de la Tierra comienza a girar alrededor de un centro de baja presión conocido como ojo; entre más aire frío y caliente tome en su camino mayor será la fuerza que adquiera el huracán.

Cuando un huracán toca tierra miles de personas pueden perder su vida y sus viviendas, dejando ciudades destrozadas. Si existen vientos de más de 240 km/h y lluvias torrenciales, el nivel del mar sube y se generan olas de 10 metros de altura.

Cuando tocan tierra o corrientes de agua fría los huracanes pierden intensidad; estos son monitoreados por satélites atmosféricos que se encuentran sobre al mar.

Una tormenta tropical es considerada un huracán cuando ésta alcanza los 120 Km/h. Su intensidad se mide de acuerdo a los daños que puede llegar a provocar en una escala del 1 a 5, conocida como Saffir-Simpson creada en 1973 por Herbert Saffir y Robert Simpson.

Un huracán de grado 1 provoca daños ligeros, sin embargo, uno de grado 5, que son menos frecuentes, arrasa con ciudades, inunda grandes superficies y deja miles de muertos. A cada huracán se le asigna un nombre para aumentar la atención de los servicios de emergencia y de la población.

Entre los desastres más importantes que ha causado un huracán se encuentran: Texas 1900, dejando 800 muertos; Florida 1992, Andrew, con una potencia de grado 5 alcanza hasta 290 km/h; Mar Caribe 1989, Hugo alcanza 150 km de diámetro y arrasa con las Islas Guadalupe y Monserrat, Puerto Rico y Carolina del Sur.

En 1989 el huracán Mitch con grado 5 toca tierra en Honduras, dejando 6 mil 500 muertos y 8 mil desaparecidos. Posteriormente avanza a Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Belice, Campeche y Florida.

En 2005 el huracán Katrina de categoría 5, destroza la ciudad de Nueva Orleans, dejando 2 mil muertos; los daños alcanzaron los 130 mil millones de euros. Tres años más tarde, el huracán Gustav vuelve a azotar la ciudad provocando la muerte de 150 personas.

Cuando un huracán se avecina, se alerta a la población y se implementan medidas de seguridad para evitar que el desastre natural tenga mayores consecuencias. A pesar de las medidas tomadas, los huracanes son fuerzas naturales que no pueden ser evitadas.

El nombre de estos fenómenos radica según la posición geográfica donde se encuentren, en Centro y Norteamérica así como el Caribe se les conoce como huracanes, en la parte media y superior de Asia como tifones y en la parte inferior asiática, así como en el norte de Oceanía llevan el nombre de ciclones.

Un ciclón se forma en la superficie del mar donde la temperatura alcanza los 27 grados centígrados. El aire que se forma en la parte superior atrae humedad, el aire húmedo y cálido sube con rapidez, entre más alto más se enfría. Al mismo tiempo nuevas cantidades de aire son atraídas desde abajo para remplazar el que sube en un proceso circular.

Los ciclones nacen en el mar de Arabia, el Golfo de Bengala, el Océano Índico, en la costa norte de Australia y en el Pacífico sur occidental al sur del ecuador.

Si sus vientos alcanzan los 230 km/h al llegar a tierras bajas dejan grandes inundaciones y muerte de personas y ganado. Los ciclones son los desastres que más muertes originan en la región tropical del planeta.

Su intensidad se mide en una escala del 1 al 5, conocida como Saffir-Simpson creada en 1973 por Herbert Saffir y Robert Simpson para medir la potencia de los huracanes.

Un ciclón puede tener 5 km de alto y 320 de diámetro o crecer hasta 9 km de alto y entre 600 y 800 de diámetro. Cuando sus vientos no superan los 45 km/h son considerados como depresiones tropicales; cuando alcanzan los 60 km/h se denominan tormentas tropicales y se les asigna un nombre; ya cuando superan los 120 km/h se les considera un ciclón de categoría 1.

Un ciclón cuyas olas alcanzan los 6 metros de altura y posee vientos de más de 250 km/h, es considerado de grado 5. A medida que el ciclón avanza gana potencia entre más aire frío y caliente tome en su camino mayor será la fuerza que adquiera. En el ojo hay baja presión y mide entre 30 y 60 km.

Bangladesh se localiza en la costa del Golfo de Bengala, por tal motivo es el país que más ciclones recibe. Cada año es normal que mínimo un ciclón toque tierra en su territorio.

Dentro de los peores desastres provocados por ciclones que la región del sur de Asia ha sufrido, se encuentra el de 1970 en Bangladesh. Un huracán de categoría 3 que no fue bautizado, eliminó por completo pueblos y cobró la vida 500 mil personas.

En 1974, el huracán Tracy de categoría 5 tocó la isla de Darwin, en Australia. Las olas alcanzaron los 7 metros de altura y 115 km de longitud, dejando a su paso 70 muertos.

En 1991, Bangladesh es azotado por un ciclón de categoría 4 cuyas olas alcanzaron los 7 metros de altura, borró pueblos y mató a 140 personas.

En 2007 Bangladesh nuevamente es azotado por el huracán Sidr, alcanzó la categoría 4 y dejó poco menos de 3500 muertos, esto gracias a las medidas preventivas implementadas por el gobierno y el aviso oportuno sobre el desastre.

En el año 2008 el huracán Nargis de categoría 4 tocó tierra en la región de Myanmar, los vientos alcanzaron los 220 km/h y dejó 140 mil muertos.

Un ciclón es una de las fuerzas naturales más destructivas y mortales del planeta. Es imposible evitarlos pero con las medidas adecuadas y la correcta información es posible salvar más vidas.

Es muy probable que resulte una obviedad decir que tres cuartas partes de la Tierra están cubiertas de agua; sin embargo, a veces es necesario recordarlo, ya que la mayoría de las personas no vive cerca de las costas y esto provoca que también se olviden los posibles peligros que amenazan a las comunidades costeras.

Uno de los riesgos que se presentan en estas áreas y que exigen mayor atención de la población son los tsunamis. Éstos tienen su origen en los terremotos que ocurren debajo del lecho marino; así, grandes cantidades de agua se agitan de manera estrepitosa hasta crear olas de más de 30 metros. En algunas ocasiones y dependiendo de la cercanía con la que ocurra el sismo, estas enormes olas suelen causar destrozos y pérdidas humanas.

Una de las zonas donde ocurren tsunamis con mayor frecuencia es la denominada Cinturón de fuego, ésta abarca desde la Cordillera de los Andes, pasando por América del norte, hasta llegar a Japón y terminar finalmente en Australia. Estos puntos forman la figura de una herradura y es el área donde se presentan las mayores catástrofes provocadas portsunamis.

En el área de Asia-Pacífico, el país que ha creado estrategias especiales para la contingencia en caso de tsunamis es Japón, ya que es propenso a sufrir estragos provocados por los grandes torrentes de agua que mueven aquellos terremotos submarinos. De hecho, es precisamente en este país donde se originó el nombre de este fenómeno, ya que tsunami es una palabra de origen japonés, la partícula tsu significa “bahía” o “puerto”, mientras que nami quiere decir “ola”, pero en conjunto la palabra significa “gran ola”, la cual describe perfectamente qué sucede en un maremoto de gran intensidad.

A pesar de que Japón es muy conocido porque se presentan varios maremotos al año, no es el único lugar donde ocurren, ya que suceden en cualquier parte del mundo y son más constantes en las zonas donde hay fallas sísmicas. Uno de los episodios más crudos que se presentarán en esta emisión es el ocurrido en 2004 cerca de Islandia, el cual dejó miles de muertos y cientos de damnificados.

Para que una ciudad quede edificada se necesita mucho esfuerzo humano, mucha planeación para las construcciones y, por supuesto, mucho tiempo. Sin embargo, una ciudad puede desaparecer en cuestión de minutos o segundos, tal y como lo muestra esta emisión que recopila los terremotos que han devastado ciudades, lugares que son el vivo ejemplo de la civilización humana.

En medio de la calma o del ajetreo de la vida citadina, de improviso y sin la menor señal de alerta se presentan los terremotos, fenómenos naturales que por su aparición repentina son catastróficos para cualquier ser vivo. Los terremotos se producen porque la corteza de la Tierra se constituye de varias; esas piezas están acomodas de tal forma que recubren las otras capas que forman el planeta. A cada pieza se le conoce como placa tectónica.

Otra propiedad de las placas tectónicas es que se encuentran en constante movimiento. Cada fragmento de la corteza tiene una dirección definida y se ha mantenido durante millones de años. Por esta razón es que los continentes no siempre tuvieron la posición que poseen en la actualidad.

Se dice que en el principio, todos los continentes formaban uno sólo que se le denomina Pangea. Conforme pasó el tiempo se separaron hasta la posición actual, lo cual presupone que se siguen moviendo, separando y empujando a distancias imperceptibles para el ser humano, pero el desplazamiento sí que es evidente, ya que eso es la causa de los terremotos que llegan a devastar ciudades enteras.

En contingencias como las que provocan los terremotos, hasta los servicios más básicos se suspenden. Los medios de transporte se detienen, los hospitales suspenden la atención a los enfermos, los edificios se derrumban y la gente entra en pánico sin saber qué hacer.
Ante una situación así, es necesaria la ayuda internacional para restaurar los daños causados por el sismo. Algunas ciudades aceptan el apoyo porque no tienen otra opción; otros, sin embargo, prefieren salir de los escombros sin ayuda externa.

Haz un recorrido por el tiempo y reconstruye los cimientos de aquellas ciudades que se convirtieron en escombros por obra de la fuerza de la tierra.



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